martes, 30 de diciembre de 2008

Fin de Año 2008

Pues si, estamos llegando al final del 2008, quien lo diría... hace apenas unos pocos días pensaba en lo difícil que se estaba poniendo el mundo, recordaba las enseñanzas de la EAM y la Escuela Superior de la FAV y del IAEDEN, la Historia de las Guerras y las muy sabrosas y complejas crónicas que cada uno de los profesores preparaba para nuestro consumo anhelante, causas remotas y cercanas de cada una de las grandes guerras en la historia. Repetición de las ingenuidades de los pueblos más débiles en cada ocasión. La historia, siempre escrita por los vencedores del momento, cambiando cuando los vientos se tornan buscando verdaderos culpables, para así poder avanzar en el conocimiento de las sociedades. Se ve venir, el mundo está, desgraciadamente, a las puertas de una gran conflagración y cada uno de los actores se prepara para tocar el clarín de la guerra tal como lo tiene preparado en las partituras que su gente (¿?) ha compuesto por años. La crisis económica agudiza lo espeluznante del momento. Las alianzas, lógicas, razonables, deseadas, necesarias, desbocadas, ruines, se aprestan cada vez más, buscando estar entre los sobrevivientes del muy posible Apocalipsis. Escuchamos hablar de Imperios, no en singular, pues no es el caso, Imperios en todas las latitudes y de todos los colores e ideologías, imperios abiertos, imperios disfrazados, imperios teológicos, imperios tecnológicos. Pareciera que los conceptos de la identidad nacional se estuviesen deteriorando perdiéndose entre los más "avanzados" de la "nueva política". Da lastima el pensar que adoptando la posición de país solicitador de limosnas pudiésemos obtener el "perdón" y la "posibilidad de subsistir". Enfrentados como estamos a la perdida de la industria de nuestro país debemos observar que, de darse la catástrofe de la guerra, quedaríamos a merced de las grandes naciones para solventar todas nuestras necesidades básicas. Si en condiciones de Paz, con dinero a manos llenas y sin limitaciones ideológicas, no hemos sido capaces de darnos lo mínimo requerido, ¿que nos espera en caso de conflicto? Pasado mañana estaremos en el 2009 y la bestialidad de lo ocurrido en la franja de Gaza estará en primerísima plana en todo el mundo y allí estaremos nosotros, detrás de un hombre a caballo, acatando lo que otros quieren hacer en su mundo y a la larga quedaremos como la loca Luz Caraballo contandito los luceros…
Pero vamos, seamos optimistas, nadie tiene la culpa de lo que pase… la gente de fuera nos pagaba poco por lo que le vendíamos, a quienes les dábamos prestado nos pedían que no les cobrásemos y como eran tan pobres nos daba lastima cobrarles, teníamos que ser solidarios con todo el mundo o ellos dejaban de tratarnos con finura, quienes nos vendían productos se valían de nuestra ingenuidad, de la que estamos tan orgullosos, y por eso, nos cobraban a precio de oro lo que no sabíamos comprar. Tuvimos amigos excelentes a quienes en compensación les regalamos centavos por cada barril de petróleo que producíamos, transportábamos, refinábamos, negociábamos… Las cortes internacionales se burlaron de nosotros al quedar demostrado para ellos que nuestros funcionarios recibían siempre un bocado extra, cosa que nuestros juristas jamás pudieron (¿?) demostrar. No es nuestra culpa que nuestros amigos momentáneos nos obliguen a sufragar los gastos que tienen en sus montañas, en sus fieros agarrones con sus propios gobiernos y por sus propios problemas. No es nuestra culpa que la comunidad internacional nos vea como una sociedad de perdedores, adecuada para enviarles supuestos profesionales a los que, en virtud de la política, nadie puede desenmascarar. No es nuestra culpa que los técnicos que con tanta paciencia y celo se formaron en nuestra industria base, no hayan querido asimilar nuestra nueva ideología y por eso los hayamos tenido que extrañar y hoy estén en todo el mundo demostrando lo que se hace con la inteligencia cuando se está trabajando por un país. No es nuestra culpa que los jóvenes del país no quieran aceptar que solo con nosotros se puede tener futuro. No es nuestra culpa que nuestro país tenga una sociedad de pensantes que no acepta lo que nosotros les decimos.

Por eso, como la culpa nunca será nuestra, durmamos tranquilos y esperemos la hora de comernos las uvas importadas, ponernos la ropa interior amarilla que llegó de los países vecinos, pasear las maletas que soñamos utilizar algún día en nuestros imposibles viajes fuera del país, atiborrarnos de lentejas traídas de no se donde, importadas por no se quien, permisadas por el despacho de algo, previo el moje de mano respectivo.

Alguien tendrá que preocuparse, pero no tenemos porqué ser nosotros, son los demás los que tienen la culpa y por eso, que se preocupen ellos.

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